sábado, 8 de octubre de 2011

La progresión de los imperios


Tengo metida en la cabeza desde pequeño una teoría histórica que comentaría algún maestro o profesor en clase. Me pareció, supongo, suficientemente simple para colmar mi afán, y el de cualquier crío, de que le expliquen el mundo. La teoría, bastante conocida, afirma que a lo largo de la historia el imperio del mundo ha ido trasladándose de oriente a occidente buscando la salida del sol.

La lectura del libro de Joseph Pérez sobre La leyenda negra me la ha recordado. El hispanista francés dice que fue el historiador nacionalista galo Ernest Lavisse (1842-1922) quien la formuló relacionándola con la inevitable decadencia de los imperios:

Todas las fuerzas se agotan. La facultad de dirigir la historia no es una facultad perpetua. Europa, que la heredó de Asia hace tres mil años, tal vez no la conserve siempre

El propio Joseph Pérez recuerda que la tesis de Lavisse no es más que una conclusión y continuación “secularizada” del libro de Daniel, donde el profeta presenta el nacimiento y progreso de los primeros imperios: el babilónico, el de los medos―persas, el de los griegos y el de los romanos. A partir de ahí, la sucesión seguiría: el Imperio Carolingio, el Sacro Imperio Germánico, el Imperio Español, el Imperio Británico, EE.UU. de América… China, India...

Una teoría acientífica, de base cuasi profética, guardada en el fondo de mi memoria desde hace lustros por esa eficacia que tiene todo lo simple.

1 comentario:

eva dijo...

Hola José María:

Lo que presentas es una sucesión de categorías. Los imperios no siempre son tales como los definen los historiadores, ni siempre se suceden o "desplazan", sino que muchas veces aparecen juntos en el tiempo: griegos y persas y/o indios; romanos y partos; carolingios y cordobeses; el llamado "sacro imperio romano-germánico" con otomanos; chinos con mongoles... Ha habido tantos imperios que se pierde la cuenta, y aparecen por los lugares más insospechados, no necesariamente siguiendo el movimiento "en horizontal": el imperio angevino, el aragonés, el bereber... y mucho más tarde -y al norte, no olvidemos- el prusiano, el sueco, el ruso... y hasta uno polaco-lituano con sus colonias en el Caribe. Franceses y holandeses, de norte a sur, y de este a oeste (o a "este"...). En las Américas pre-colombinas también hubo imperios. Recientemente, hemos asistido al intento fallido de un imperio financiero islandés, y asistimos a un inminente separatismo en otro, en el Reino Unido (a.k.a. "imperio británico") y un proyecto de momento nada fallido de imperio económico del Brasil, con sus garras en la producción mundial cárnica, hacia el norte y hacia el este, que ya veremos... Del imperio farmacéutico, lo mismo que el de Murdoch, mejor ni hablar, están por todas partes, que me entran escalofríos, pero si me quedara con lo menos malo, siempre le he visto más "glamour" a una ánfora griega que a una botella de coca-cola y más atractivo a un busto de Calígula o Nefertiti que al careto de post-alcohólico de un Bush o el de una aburrida pero maligna Merkel.

Saludos,
eva