miércoles, 26 de octubre de 2011

François Villon















BALADA DE LAS COSAS SIN IMPORTANCIA

Reconozco sin dificultad las moscas en la leche;
reconozco al hombre por el vestido;
reconozco el buen tiempo y el malo;
reconozco la manzana en el manzano;
reconozco el árbol al ver la resina;
conozco cuándo es todo igual;
conozco quién trabaja o descansa;
conozco todo, excepto a mí mismo.

Reconozco el jubón por el cuello;
reconozco al monje por el hábito;
reconozco al señor por el vasallo;
reconozco por el velo a la monja;
reconozco cuándo un tramposo habla en su jerga;
reconozco al loco alimentado de nata;
reconozco el vino por el tonel;
conozco todo, excepto a mí mismo.

Conozco al caballo y a la mula,
conozco su carga y su fardo;
conozco a Beatriz y a Isabelita;
conozco la ficha que se cuenta y suma;
reconozco la visión y el sueño;
conozco el pecado de los bohemios;
conozco el poder de Roma;
conozco todo, excepto a mí mismo.

Príncipe, en definitiva, lo conozco todo;
conozco a los de buen color y a los pálidos;
conozco a la Muerte que todo lo consume,
conozco todo, excepto a mí mismo.

François Villon, 1431-1463 (traducción de Carlos Alvar)

domingo, 23 de octubre de 2011

Acto cívico de MEMORIA y HOMENAJE a las víctimas de la represión franquista en Villanueva de la Serena


(...) Me gustaría finalizar estas palabras sobre la guerra y la represión en Extremadura hablando de las víctimas. Porque hablar de represión y de guerra obliga a hablar de víctimas. Hoy ―22 de octubre de 2011― se habla mucho de víctimas en España. Y con razón. La satisfacción ante la noticia del abandono de la violencia por parte de ETA debe ir acompañada en nuestro ánimo de un reconocimiento a las víctimas provocadas por el terrorismo. Más allá de cuál sea nuestra opinión política, el color de nuestras adscripciones, ninguna persona de buena voluntad duda en reconocer el papel de las víctimas, su inocencia, su sufrimiento. Y nadie se cuestiona cuál fue su ideología. Son víctimas. Y con eso basta. Dentro de 75 años los historiadores que analicen lo que ocurrió durante estas décadas de terrorismo en España, en el País Vasco, no podrá olvidar a las víctimas, no deberán hacerlo.

Pues bien. 75 años después del golpe militar de 1936 me gustaría que lográramos que también se reconociera por todos la verdad de las víctimas de la violencia represiva del franquismo. Más allá de cuál sea nuestra opinión política o el color de nuestras adscripciones, ninguna persona de buena voluntad debería dudar en reconocer el papel de las víctimas del franquismo, su inocencia, su sufrimiento. Nadie debería cuestionarse su ideología. Son víctimas. Y con eso debería bastar. Además, así se hizo ya durante años con las víctimas de la violencia izquierdista.

Y ese reconocimiento no es ideológico, sino moral, ético. Ese, el de las víctimas, es el único compromiso del historiador. Ése, el de las víctimas, debe ser nuestro único compromiso como personas.

(Final de mi intervención ayer en el acto cívico de MEMORIA y HOMENAJE a las 753 víctimas de la represión franquista en Villanueva de la Serena organizado por la Asociación de Recuperación de la Memoria Histórica de Extremadura).

viernes, 14 de octubre de 2011

Muere uno de los últimos exiliados españoles


Ha muerto Fernando Ruiz Vergara (Sevilla, 1942), cineasta andaluz autor del documental Rocío (1980), en el que -junto a una visión crítica de la famosa romería- se ponían nombres y apellidos a las víctimas y a los verdugos de la represión fascista en Almonte en 1936. Denunciado en la mañana del 23 de febrero de 1981 (¡!) por algunos de los familiares de los aludidos en el documental, el film fue prohibido y Ruiz Vergara condenado. Volvió a avecindarse desde entonces en Portugal, donde había vivido algunos años antes, y dejó de dirigir. Ayer fui uno de los que recibió un correo de Dulce Simoes comunicando la noticia.

Conheci Fernando Vergara em 2005, quando vivia na aldeia de Barão de São Miguel. Tive o privilégio de gravar uma longa conversa com Fernando, entre risos e sentimentos de revolta... A sua vida foi uma luta pela justiça e pela liberdade, e só a doença o silenciou...O funeral foi hoje às 9.00 no cemitério de Escalos de Baixo, Alcains, Castelo Branco. Perdemos um amigo, mas fica a obra e a memória da sua imensa generosidade.

Dulce acompañaba su correo de un texto del también antropólogo Ángel del Río. He pedido permiso a Ángel para reproducir aquí su texto. Creo que, además de esas palabras, el mejor homenaje posible a Ruiz Vergara es volver a ver su película:


FALLECE EL CINEASTA ANDALUZ FERNANDO RUIZ VERGARA

Hoy miércoles 12 de octubre ha fallecido en su domicilio en la aldea portuguesa de Escalos de Baixo, perteneciente al municipio Castelo Branco, el cineasta andaluz, autor del polémico documental “Rocío”, Fernando Ruiz Vergara. El realizador que también cultivó la pintura, la escultura y la cerámica padecía una grave enfermedad que le mantuvo durante varios meses hospitalizado.

Fernando Ruiz Vergara nació en 1942. Desde muy joven muestra su repulsión por la dictadura franquista y decide abandonar la ciudad de Huelva y viajar por Europa para acabar vinculándose al mundo del cine. Atraído por la Revolución de los Claveles se instala en Portugal —país con el que mantendrá hasta el final una intensa relación— donde llega a fundar la librería Iberlibro en Lisboa y el Centro de Intervenção Cultural desde donde organiza diversos ciclos de cine político, prohibido en España, enfocado a espectadores españoles cerca de la frontera gallega y andaluza.

Tras la muerte del dictador Francisco Franco regresa a una Andalucía en plena efervescencia política por las libertades democráticas y la conquista de la autonomía. Bajo este contexto, idea, junto a Ana Vila, el proyecto documental “Rocío” que tanto marcará su vida. La visión histórica y antropológica de la famosa romería andaluza plasmada en un documental de 88 minutos, fue objeto de una gran polémica una vez estrenado, no sin muchas trabas, en 1980. Bastaba mencionar la estrecha relación de la Iglesia y la hermandad rociera con los trágicos sucesos en los años de la guerra civil y ponerle nombre y rostro a algunas de las víctimas y victimarios locales de la represión, para que se pusieran en marcha los mecanismos de persecución y hostigamiento de ciertos sectores reaccionarios de la sociedad andaluza y del poder judicial contra la obra creativa de un joven realizador.

El filme fue secuestrado —era la primera vez que un juzgado secuestraba una película en España después de que se aprobara la Constitución y desaparecieran los mecanismos de censura previa en materia de cine— y censurado en 1982 por la Audiencia de Sevilla. En 1984 el Tribunal Supremo no admite el recurso de los autores y hace firme la sentencia que condena a Fernando Ruiz, director de la película Rocío, a dos meses y un día de arresto mayor, 50.000 pesetas de multa y una indemnización de 10 millones de pesetas. Al mismo tiempo, se prohibía la proyección y distribución de Rocío en tanto no se suprimieran varias escenas. La vida privada y profesional de Fernando Ruiz Vergara quedó destrozada y Rocío se convirtió en un filme maldito.

Fernando Ruiz abandonó España para autoexiliarse en Portugal, donde ha trabajado de manera intermitente en algunos proyectos para televisión y para diversas productoras. En los últimos años, la película ha vuelto a estar en candelero gracias al movimiento por la recuperación de la memoria histórica que la ha exhibido en numerosas localidades españolas contando con la presencia de su director. Al menos, y durante estos últimos seis años, Fernando Ruiz Vergara ha encontrado en España una acogida entusiasta y un sentido reconocimiento que hace 30 años le fue negado por un cúmulo de circunstancias que ponían de manifiesto los déficits democráticos de la laureada Transición. Fernando Ruiz Vergara murió en su humilde morada de la pequeña aldea Escalos de Baixo, rodeado de sus amigos portugueses a los que tanto amaba. Allí será enterrado.

En la actualidad hay avanzado un proyecto documental sobre Fernando Ruiz Vergara del también cineasta andaluz José Luis Tirado que, contribuirá, sin duda, a saldar la deuda de reconocimiento que la sociedad y el mundo de la cultura andaluza y española tienen con él. Descanse en paz.

Ángel del Río Sánchez

sábado, 8 de octubre de 2011

La progresión de los imperios


Tengo metida en la cabeza desde pequeño una teoría histórica que comentaría algún maestro o profesor en clase. Me pareció, supongo, suficientemente simple para colmar mi afán, y el de cualquier crío, de que le expliquen el mundo. La teoría, bastante conocida, afirma que a lo largo de la historia el imperio del mundo ha ido trasladándose de oriente a occidente buscando la salida del sol.

La lectura del libro de Joseph Pérez sobre La leyenda negra me la ha recordado. El hispanista francés dice que fue el historiador nacionalista galo Ernest Lavisse (1842-1922) quien la formuló relacionándola con la inevitable decadencia de los imperios:

Todas las fuerzas se agotan. La facultad de dirigir la historia no es una facultad perpetua. Europa, que la heredó de Asia hace tres mil años, tal vez no la conserve siempre

El propio Joseph Pérez recuerda que la tesis de Lavisse no es más que una conclusión y continuación “secularizada” del libro de Daniel, donde el profeta presenta el nacimiento y progreso de los primeros imperios: el babilónico, el de los medos―persas, el de los griegos y el de los romanos. A partir de ahí, la sucesión seguiría: el Imperio Carolingio, el Sacro Imperio Germánico, el Imperio Español, el Imperio Británico, EE.UU. de América… China, India...

Una teoría acientífica, de base cuasi profética, guardada en el fondo de mi memoria desde hace lustros por esa eficacia que tiene todo lo simple.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Diderot


Llevo días dándole vueltas a este hombre. Y todo a raíz de la lectura de un libro deslumbrante: Encyclopédie. El triunfo de la razón en tiempos irracionales, del historiador alemán Philipp Blom (Anagrama, Barcelona, 2007), que narra el nacimiento de una de las obras más influyentes de todos los tiempos: Encyclopedie ou Dictionnarie Raisonné des Sciencies, des Arts et des Métiers. Blom detalla minuciosamente las relaciones en esa societé de gens de lettres que formaban los filósofos y científicos que redactaron ese libro que contribuyó a iluminar las tinieblas previas a la Ilustración.

Mucho y bueno se puede decir de Bloom y Encyclopédie. Es un magnífico relato, escrito con tensión literaria y rigor histórico. Una manera de escribir historia que me interesa mucho, porque no comete el error de encorsetarse dentro del género. El historiador no renuncia a su función de escritor y concilia verdad y belleza.

El libro, además, nos ilustra sobre un grupo de jóvenes escritores de desigual fama. Porque, además de Diderot, D´Alambert, Rouseau y Voltaire, la Enciclopedia reunió a otros menos conocidos, entre los que destacan Grimm, Holbalch, Jacourt, Mallet, o el principal dibujante, Goussier.

Un texto fundamental para saber cómo se forjó el principal libro de la Ilustración. Y no sólo. Muy interesante también para conocer las relaciones de los autores y los editores alrededor de una obra, y la revolucionaria importancia de la amistad en los proyectos.