jueves, 21 de febrero de 2008

Estúpidos

Carlo Maria Cipolla fue uno de esos historiadores de lectura obligada durante la carrera. Títulos como Historia económica de Europa. Siglos XVI y XVII e Historia económica de la Europa preindustrial eran los únicos que conocía de él hasta que, a comienzos de los noventa, mi amigo Agustín Maraver me recomendó que leyera Allegro ma non troppo. Uno de los dos ensayos de este librito lo dedica el autor a las que llama “leyes fundamentales de la estupidez humana”. Avatares y engorros recientes me las han recordado:

1. Siempre e inevitablemente cada uno de nosotros subestima el número de individuos estúpidos que circulan por el mundo.
2. La probabilidad de que una persona determinada sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de la misma persona.
3. Una persona estúpida es una persona que causa un daño a otra persona o grupo de personas sin obtener, al mismo tiempo, un provecho para sí, o incluso obteniendo un perjuicio.
4. Las personas no-estúpidas subestiman siempre el potencial nocivo de las personas estúpidas. Los no estúpidos, en especial, olvidan constantemente que en cualquier momento y lugar, y en cualquier circunstancia, tratar y/o asociarse con individuos estúpidos se manifiesta infaliblemente como un costosísimo error.
5. La persona estúpida es el tipo de persona más peligrosa que existe.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay otra especie si cabe aún peor. No se les ve venir hasta que es demasiado tarde.

Me los recordaba el otro día un antiguo chiste gráfico: un pájaro carpintero agujereaba el casco del arca de Noé ante la impotencia y desesperación de todos sus ocupantes.

Rezaba el chiste: "Estés donde estés siempre te toparás con un hijo de p..." (¡hostias! que se me olvidaba la moderación en los comentarios).

Anónimo dijo...

Normalmente esos estúpidos van contra los intereses de uno, por eso son estúpidos, y nada más...
Pero en la realidad los estúpidos ganan siempre, al contrario que en las pelis, ganan votos, elecciones, dinero, fama, importancia, partidos de fútbol, al tute, ganan en peso específico...

Anónimo dijo...

Soy la querida-anónima y, en ese sentido, no me considero anónima, como otros. Quería por un lado, felicitar a eva por los comentarios suyos que leo (siempre ilustran, no como otros).

Por otro lado, comentar que citas uno de mis tratados favoritos, Jose Mª. Veo por los comentarios anteriores que, tal y como ocurre en la vida real, mucha gente no distingue un h. de p. estúpido (los que no razonan ni sacan nada mas que hacer daño, la especie mas peligrosa, la que no se ve venir), de un h. de p. malvado (al que ves venir y sabes que sólo quiere votos, dinero o fama a cambio de las cabezas que sean). Por ello, y con la intención de aclarar estos, a veces difusos conceptos, me he permitido copiar y pegar algunos trozos muy descriptivos del tratado de Cipolla. A mí al menos, me aclaran muchos conceptos. Perdón por la extensión, al que no le interese ente fantástico tratado, que no lo lea. Saludos.

"Todos nosotros recordamos ocasiones en que, desgraciadamente estuvimos relacionados
con un individuo que consiguió una ganancia, causándonos un perjuicio a nosotros: nos
encontramos frente a un malvado. También podemos recordar ocasiones en que un individuo realizó una acción, cuyo resultado fue una pérdida para él y una ganancia para
nosotros: habíamos entrado en contacto con un incauto. Igualmente nos viene a la
memoria ocasiones en que un individuo realizó una acción de la que ambas partes
obtuvimos provecho: se trata de una persona inteligente...Nuestra vida está
salpicada de ocasiones en que sufrimos pérdidas de dinero, tiempo, energía, apetito,
tranquilidad y buen humor por culpa de las dudosas acciones de alguna absurda criatura
a la que, en los momentos más impensables e inconvenientes, se le ocurre causarnos
daños, frustraciones y dificultades, sin que ella vaya a ganar absolutamente nada con sus
acciones. Nadie sabe, entiende o puede explicar por qué esta absurda criatura hace lo
que hace. En realidad, no existe tal explicación –o mejor dicho- sólo hay una
explicación: la persona en cuestión es estúpida."

"La persona inteligente sabe
que es inteligente. El malvado es consciente de que es un malvado. El incauto está
penosamente imbuido del sentido de su propia candidez. Al contrario que todos estos
personajes, el estúpido no sabe que es estúpido. Esto contribuye poderosamente a dar
mayor fuerza, incidencia y eficacia a su acción devastadora."

"Esencialmente, los estúpidos son peligrosos y funestos porque a las personas
razonables les resulta difícil imaginar y entender un comportamiento estúpido. Una
persona inteligente puede entender la lógica de un malvado...Con una persona estúpida todo esto es absolutamente imposible...No existe modo
alguno racional de prever si, cuándo, cómo y por qué, una criatura estúpida llevará a
cabo su ataque."

"Las tendencias culturales que prevalecen hoy en día en los países occidentales
favorecen una visión igualitaria de la humanidad... La genética y
la sociología, sobre todo, se esfuerzan por probar, con una cantidad impresionante de
datos científicos y formulaciones, que todos los hombres iguales por naturaleza, y que si
algunos son más iguales que otros, esto ha de ser atribuido a la educación y al ambiente
social, y no a la Madre Naturaleza.
Se trata de una opinión extendida que personalmente no comparto. Tengo la firme convicción, avalada por años de observación y experimentación, de que los
hombres no son iguales, de que algunos son estúpidos y otros no lo son, y de que la
diferencia no la determinan fuerzas y valores culturales sino los manejos biogenéticas
de una inescrutable Madre Naturaleza"

"Tanto si uno se dedica a frecuentar los círculos elegantes como si se refugia entre los
cortadores de cabezas de Polinesia, si se encierra en un monasterio o decide pasar el
resto de su vida en compañía de mujeres hermosas y lujuriosas, persiste el hecho de que
deberá enfrentarse al mismo porcentaje de gente estúpida, porcentaje que (de acuerdo
con la Primera Ley) superará siempre las previsiones más pesimistas."

Anónimo dijo...

Soy la misma querida-anónima y como me encanta este tema que has propuesto, quería completar escribiendo parte de lo que sobre esto he comentado en otro blog. Y esto ya son mis opiniones.

Estas clasificaciones sólo se entienden si se han sufrido en carne propia. Del malvado te defiendes porque si uno es inteligente, puedes prever sus acciones (sólo busca su beneficio), y en consecuencia las tuyas para evitar el daño.

El estúpido toma muchos disfraces para realizar sus acciones nocivas: en el nombre de la moral, de la bondad, de la excelencia, del partido, de la religión, de la patria, de la empesa.... pero siempre es un acomplejado que desahoga frustraciones, sin ton ni son, a veces usando astutas argucias (diríamos que inteligentes, si no tuviéramos claro que siempre el verdaderamente inteligente es bueno porque busca el bien común).

Son matices complejos. No porque alguien sea estúpido creas que vas a defenderte de él, precisamente por eso no puedes, nunca sabes lo que hará, incluso usar su cerebro para dañar. Pero eso es estúpido, no inteligente. Hay gente que no ha madurado sus frustraciones internas, infantiles incluso, y se pasa la vida trasladando su daño interior hacia los demás, por el puro placer de hacerlo. Eso es un estúpido, que sea astuto, listo, o no, eso es indiferente. Matices, matices... Saludos.

Anónimo dijo...

grgrgrgrgr!!! josemaria, en esta ocasión está muy mal elegida la foto del post. Mi padre puede ser muchas cosas pero no es precisamente un estúpido.

Lisa

josemarialama dijo...

No. La calle de la Iglesia, en la puerta lateral de La Candelaria


josemarialama