sábado, 26 de agosto de 2006

Una lección de historia


Mis lecturas de este mes de agosto, aunque elegidas de forma fortuita —dos préstamos, una compra casual y un regalo—, tienen algo en común, además de la guerra civil: el escaso hueco que dejan a la ficción a pesar de no ser, salvo una, literalmente obras de historia. En los cuatro libros leídos los personajes son reales y el argumento es real —como ocurre, más o menos, en cualquiera de historia—, pero hay narración literaria, como en casi todas las novelas. Algunos son libros de historia y otros pertenecen a ese género híbrido, mitad novela mitad ensayo, que uno de esos autores ha llamado novela verité. Si hubiera que ordenarlos desde el ensayo histórico a la narrativa, la lista sería ésta: Escondido de Ronald Fraser (Crítica, 2006), Enterrar a los muertos de Ignacio Martínez de Pisón (Seix Barral, 2005), Muertes paralelas de Fernando Sánchez Dragó (Planeta, 2006) y Los girasoles ciegos de Alberto Méndez (Anagrama, 2004).

Los comentaré uno a uno en artículos distintos, pues —aun siendo la mayoría magníficos— alguno no merece mezclarse con los otros.

Fraser es un historiador conocido por su clásico Recuérdalo tú y recuérdalo a otros (1979), principal obra de historia oral de la guerra civil. Escondido relata el calvario de Manuel Cortés, alcalde socialista de Mijas, que estuvo treinta años de “topo” en su casa por miedo a la represión franquista.

Casi lo primero que debe decirse es que Escondido no es un libro nuevo. Fue publicado por primera vez en España en 1986 por la valenciana Institución Alfons El Magnánim y antes, en 1973, había aparecido en México la primera reedición en castellano del original inglés In Hiding: The Life of Manuel Cortes, de 1972. Sorprende que la edición de Crítica, siempre tan rigurosa en sus publicaciones, no aluda a esta circunstancia y haga pasar por novedad un libro que tiene más de treinta años.

Como la editorial quiere que sea nuevo un libro reeditado no ha podido exigir al autor una explicación sobre la vida de Manuel Cortés desde su entrevista, a comienzos de los setenta, hasta que murió en 1991. Hubiera sido interesante conocer cómo Cortés, que fue durante los ochenta presidente del PSOE local, vivió esos casi veinte años de final del franquismo, transición política y gobierno socialista.

Fraser vuelca sus entrevistas a Cortés, a su mujer y a su hija, en un texto en el que cada uno de ellos habla en primera persona. Cuando lo leo no puedo evitar acordarme de mi amigo Maurizio Catani, antropólogo italo-francés fallecido el año pasado, que seguía un método de trabajo muy similar al de este historiador: dejar hablar a los testigos sin entrometerse, y exponer tal cual sus testimonios, si acaso evitando repeticiones.

El texto es magnífico. Por boca de otros, Fraser ha dado tensión narrativa al relato y al tiempo lo ha convertido en una lección de historia. Debería leerlo cualquiera que pretenda saber qué pasó en España de 1920 a 1970.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Supongo que ejemplos como el del protagonista de la lección de historia hará hinchar el pecho a los sociatas de hoy, olvidando que nada tienen que ver con aquel militantre escondido... Ellos -los que hoy monopolizan el uso y nombre de socialistas en la publicidad y medios publicitarios- son de la cuerda de Roldán, Ibarra, los de la OTAN sí, Guerra, los que postergan elaborar una ley orgánica para regular un derecho fundamental como el de la vivienda digna, por tener intereses inmobiliarios (lo llevan haciendo 30 años), etc., y esa larga y ominosa lista de no escondidos, sino mostrados y presentes con desparpajo.¡Ay!, los olvidos presentes, los olvidos...

Anónimo dijo...

Usuario anónimo, lo tuyo no tiene desperdicio como comentario literario.

No has dicho nada del libro. Sólo hablas de tus obsesiones pseudopolíticas.

Cuidate. No te vaya a dar un infarto.

Pepo

Anónimo dijo...

Conozco el caso de un extremeño, no socialista de antes ni de ahora, claro, que estuvo escondido como diez años en un pajar... Se conoció su escondite por la preñez de su señora... Y eso en mi barrio de una población de Extremadura. Había más casos en la misma, los hubo... Y nadie los historia, todos los olvidan. Debe ser porque no son sociatas los héroes, ni alcaldes, ni de Mijas. Más comentario literario pa pepo. Y hablo al hilo del libro y para libro.